La presente crisis económica está teniendo un impacto considerable sobre las finanzas públicas. En muchos países, la primera reacción ante la crisis consistió en la realización de políticas fiscales anticíclicas. Como resultado del impacto combinado de los estabilizadores automáticos y de los paquetes de estímulo fiscal el déficit público se ha situado en niveles muy elevados. La duración y profundidad de la crisis ha hecho que los mercados consideren que esta situación es insostenible en algunos países, dificultando su financiación mediante emisiones de deuda pública. Aunque la economía europea esté aún necesitada de estímulos fiscales, lo cierto es que en estos países el ajuste fiscal resulta ineludible.