A pesar de que nuestra sociedad no pueda considerarse, en su conjunto, una sociedad violenta y que, comparada con otros países, tiene unas tasas de criminalidad razonablemente moderadas, especialmente en cuanto a los crímenes con una componente más violenta como, por ejemplo, los homicidios no se deben infravalorar los costes que en general tiene asociados el crimen (ampliamente definido) en ningún momento.