Un tema ampliamente debatido en la literatura económica es hasta qué punto las mejoras en transporte generan un impacto positivo sobre la actividad económica. Desde una perspectiva macroeconómica, son múltiples los estudios que han confirmado que una mejor dotación de infraestructuras favorece el crecimiento económico. Más recientemente, esta relación se ha contrastado a partir de un enfoque microeconómico que evalúa el efecto de las infraestructuras sobre el comportamiento de las empresas. La hipótesis subyacente es que la infraestructura, al mejorar la accesibilidad a los mercados, tiene un efecto positivo sobre la productividad de las empresas que se benefician.