El rendimiento de los estudiantes, especialmente en la universidad, es un fuerte condicionante de las decisiones individuales y de las oportunidades futuras en el mercado laboral. La más que demostrada desigualdad de género en los resultados laborales
(ver Blau y Kahn, 2010 para una revisión reciente) pone de relieve la necesidad de entender los potenciales determinantes
de las diferencias de género en el rendimiento académico para mitigarlos y promover la igualdad de género en la educación y,
como resultado, también en las oportunidades laborales.