Los sistemas universitarios de los países desarrollados tienen una importancia en las sociedades que los acogen que va mucho más allá de su peso específico. La contribución que realizan, en la formación de capital humano o en la actividad de investigación y transferencia, son vectores que determinan, de manera muy relevante, el desarrollo de la sociedad del conocimiento en dichos países. España no es ajena a esta situación. Algunos indicadores son suficientes para ponerlo de manifiesto.