En los últimos dos años Europa ha experimentado la llegada del mayor número de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial. Sin lugar a dudas, la principal causa ha sido el recrudecimiento de la guerra en Siria en 2015.
Pese a que en la Unión Europea existe una política común de asilo, durante estos últimos años, cada país fue aplicando políticas que han tenido, como características principales, la creación de barreras a la entrada y/o el endurecimiento de los requisitos para otorgar la condición de refugiado (Hatton, 2015).