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Los expertos ponen en valor el Mecanismo de Ajuste en Frontera que aplicará la UE

El Instituto de Economía de Barcelona (IEB) ha presentado el  IEB Report 4/2022, documento coordinado por el profesor de la Universitat de Barcelona (UB) José Maria Durán-Cabré que analiza una cuestión primordial que afecta a la competitividad de las empresas y a la lucha contra el cambio climático: la fiscalidad de las emisiones de CO2. Este IEB Report cierra la serie de cuatro documentos que completan el Informe IEB sobre Federalismo Fiscal y Finanzas Públicas 2022

La cuestión del gravamen de las emisiones de CO2 ha supuesto un eterno debate sobre el perjuicio económico que podría ocasionar sobre la competitividad de un país y, en particular, de los sectores económicos con un uso más intensivo de la energía. Con la finalidad de que gravar el contenido de carbono no suponga un lastre, una medida central prevista por la UE y que se empezará a aplicar el próximo mes de octubre es el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono. Este elemento es objeto de análisis en este IEB Report de la mano del profesor Michael Keen de la Univerity of Tokyo y ex Director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI.

El mecanismo de ajuste supone equiparar las condiciones entre las empresas europeas y las demás al establecer un impuesto sobre los productos importados equivalente a la carga impositiva doméstica. De esta forma, las empresas europeas no están en desventaja frente a las de aquellos países donde el carbono se grava menos o nada, y se reduce también el riesgo de deslocalización de la producción hacia dichos territorios. Cuanto mayor sea la disparidad en el precio del carbono entre países, mayor será el impacto del ajuste en frontera y, seguramente, a medida que los países desarrollados sean más ambiciosos, la disparidad aumentará.

El objetivo, en cualquier caso, es prevenir que los esfuerzos de la UE para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero se vean neutralizados por las importaciones procedentes de terceros países que apliquen políticas menos ambiciosas contra el cambio climático, y evitar la deslocalización de la producción o la importación de productos intensivos en carbono.

Michael Keen, en su análisis, parte de la base que se ha logrado un escaso progreso global en la reducción de emisiones y que las iniciativas de fijación del precio del carbono cubren solo el 23% de las emisiones globales. El autor sostiene tres elementos muy positivos de la iniciativa de la UE: elimina la posibilidad de que un país UE actúe por su cuenta, aumenta la efectividad en tanto en cuanto a las empresas no les compensará producir fuera o comprar a empresas contaminantes y supone un acicate para que otros países a adopten unos precios más efectivos del carbono.

El IEB Report 4/2022 recoge otras dos contribuciones. Una de ellas trata sobre un segundo elemento que ha limitado la imposición sobre el carbono: la preocupación por su impacto regresivo, al recaer especialmente sobre los hogares con menores recursos. Este aspecto es analizado en la contribución de Diego Känzig, profesor de Northwestern University, que apunta que el éxito de la transición hacia economías libres de carbono depende, en gran parte, de cómo se distribuyan los costes de estas políticas, tanto los directos (energía más cara) como los indirectos de segunda ronda (impacto en los salarios y en el empleo).

La tercera delas contribuciones trata sobre el incremento de los precios energéticos y va a cargo de Mikael Skou Andersen de Aarhus University . Andersen defiende que el incremento de los precios energéticos en Europa viene provocado, en gran parte, por cómo está regulado el mercado interno de la energía.