No es una novedad, en el debate político/económico de los países desarrollados, que el envejecimiento de la población afecta negativamente la sostenibilidad nanciera de largo plazo de los sistemas de pensiones. Desde nales de la década de 1980, varios organismos internacionales (Banco Mundial, OECD y ONU, entre otros) comenzaron a advertir sobre este problema. Además, propusieron cambios y/o reformas, con el objetivo de dotar de una mayor sostenibilidad nanciera a los sistemas de pensiones existentes amenazados, en aquel momento, por el futuro envejecimiento poblacional. Por ejemplo, expertos de la OCDE, hace más de 20 años ya avanzaron esta problemática: